Celebramos
el 50 aniversario de nuestro colegio y caigo en la cuenta de que, de
ese medio siglo yo he tenido la fortuna de compartir veintiún años
de su historia. ¡Madre mía! ¡Qué rápido han pasado!
Mi
querida directora, Doña Lola, me pide que escriba sobre lo que este
acontecimiento significa para mí. ¡Menuda situación! No sé si voy
a ser capaz de expresar lo que el “Reyes Católicos” supone en mi
vida, pero lo voy a intentar.
Dicen que
es el colegio más grande de Almería. Para mí lo es, pero no sólo
por el número de alumnos sino por la profesionalidad y buen hacer
del profesorado que ha pasado por él desde su inauguración. Ellos y
ellas han sido nuestros “maestros”. El haber trabajado con
algunos de ellos estos años ha supuesto el mejor aprendizaje que un
maestro puede desear. He sacado algo positivo de cada uno de ellos,
me he enriquecido a su costa. Por ello quiero mostrarles mi
agradecimiento y mandarles un cariñoso abrazo.
Luego
están esas personitas que son nuestra razón de ser, que llenan
nuestras aulas, que comparten con nosotros sus risas, sus penas, su
curiosidad ante la vida, sus deseos de aprender, sus necesidades de
comunicarse, de amistad… Nuestro alumnado.
Son
muchos, cientos y cientos, no lo sé, he perdido la cuenta, hasta
puede que haya olvidado algún nombre, pero os aseguro que cada uno
de ellos deja su huella en mi corazón y que, al cabo del tiempo,
cuando me los cruzo en la calle y me cuentan sus experiencias, me
siento muy orgullosa. ¡Ya tengo como alumnos a hijos de mis primeros
alumnos en este colegio! ¿No es maravilloso?
Os deseo
mucha suerte en la vida y que se cumplan vuestros sueños.
Para mí,
este colegio es mi segunda casa. Claro, trabajo en él. Pero hubo
unos años en que fue la segunda casa de toda la familia: mis tres
hijos eran sus alumnos, mi marido pertenecía a su Consejo Escolar y
yo era una de sus maestras. Fueron unos años maravillosos que
reforzaron nuestra convivencia. ¡Los echo mucho de menos!
Dicen que
nos van a hacer un colegio nuevo. Esto desata sentimientos
contradictorios en mí. Por un lado me alegro, porque las
instalaciones necesitan adecuarse a los tiempos que corren, pero por
otro lado me embarga la tristeza al pensar que esas paredes, que
albergaron el germen de tantas y tantas historias de nuestro pueblo,
vayan a desaparecer.
Deseo
que, cuando sea edificado el nuevo colegio, consiga escribir una
historia tan bonita como la del antiguo y que siga llenando de
alegría y orgullo a los que tengan la suerte de trabajar en él.
Por
último, mi agradecimiento a las cientos de familias que dejan en
nuestras manos lo más valioso que poseen, sus hijos e hijas. Gracias
por vuestra confianza. Deseo que sigamos colaborando en el desarrollo
y enriquecimiento del sector más importante de toda sociedad, los
niños y niñas que representan nuestro futuro.
Soy muy
afortunada. Trabajo en lo que, desde muy pequeña, quería hacer y
además, el entorno en el que lo hago me hace sentir muy cómoda.
¿Qué más se puede pedir?
¡FELIZ ANIVERSARIO!
Chari Rivas
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